In this message, the speaker reflects on the disciples' feelings during the three days after Jesus' burial. The disciples initially believed that Jesus would die and doubted his resurrection. Jesus reassured them that their sadness would turn to joy and encouraged them to have faith. The speaker also discusses how the disciples' cultural beliefs about the Messiah dying conflicted with Jesus' teachings. The speaker connects Jesus' sacrifice to the prophecies in Isaiah 53 and emphasizes the importance of Jesus' resurrection. The speaker concludes by affirming their faith in Jesus as their Lord and Savior.
¡Bendiciones familia! Muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús vamos a dar un cierre a esta semana que hemos venido trabajando, tocando temas muy álgidos como la muerte de Cristo Jesús, como las pruebas circunstanciales de su resurrección, hay otras pruebas que son, también podríamos tratarla en otros audios, pero que en realidad creo que las que más cuentan es justamente las que hemos tocado por el cambio que hubo en los discípulos, por el cambio que hubo en diez mil judíos después de haber recibido la noticia salvadora de Cristo Jesús, en fin, y sobre todo porque ahora mil novecientos noventa años después esta noticia sigue impactando, pero quiero enfocarme el día de hoy a algo diferente un poquito en el tema de cómo es que se sintieron los apóstoles en estos tres días desde el día miércoles tarde a las seis de la tarde cuando fue sepultado, jueves, viernes, sábado hasta cuando fueron y vieron que había resucitado, qué pasaba en sus cabecitas, qué pasó con los discípulos, cómo fue que terminó todo esto para ellos en esos momentos en que estaban viviendo la desolación de no tener a Cristo Jesús, y ojo, incluso Cristo Jesús les explica lo que va a suceder, y aunque parezca un poco extraño lo que voy a decir, creo que una de las cosas que más creyeron ellos fue en que Cristo iba a morir, es decir, su primera reacción afirma eso, ellos estaban absolutamente seguros de que Cristo murió y dudaban mucho de que iba a resucitar por cómo se dieron las cosas, bien, entonces Cristo les explica y vamos a ver en Juan capítulo dieciséis y les dice, algunos de sus discípulos comentaban entre sí, qué quiere decir con eso de que dentro de poco ya no me verán y un poco después volverán a verme, y por qué voy al Padre, e insistían, qué quiere decir con eso de dentro de poco, no sabemos de qué habla, Cristo Jesús se da cuenta de que quieren hacerle preguntas acerca de esto y les dijo, se están preguntando qué quise decir cuando dije dentro de poco ya no me verán y un poco después volverán a verme, ciertamente les aseguro que ustedes llorarán de dolor mientras que el mundo se alegrará, se pondrán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría, la mujer que está por dar a luz siente dolores porque ha llegado su momento, pero cuando nace la criatura se olvida de su angustia por alegría de haber traído al mundo un nuevo ser, y le sigue explicando que va al Padre y que Él es el Hijo de Dios y todo, y les dice incluso pidan y recibirán, les he dicho todo esto por medio de comparaciones, pero viene la hora en que ya no les hablaré así sino que les hablaré claramente acerca de mi Padre, en aquel día pedirán en mi nombre y no digo que voy a rogar por ustedes al Padre, ya que el Padre mismo los ama porque me ha mandado y han creído que yo he venido de parte de Dios, salí del Padre y vine al mundo, de nuevo al mundo y vuelvo al Padre, y los apóstoles dicen ahora sí estás hablando directamente y sin vueltas ni rodeos, y Jesús les dice ahora me creen, miren que la hora viene y está aquí en que ustedes serán dispersados y cada uno se irá a su propia casa y a mí me dejarán solo, sin embargo solo no estoy porque el Padre está conmigo, yo les he dicho estas cosas para que en mí hay en paz, en este mundo afrontarán aflicciones, pero anímense, yo he vencido al mundo.
Estas palabras fueron las palabras de despedida de Cristo Jesús hacia sus discípulos, ¿qué pasó con ellos? Creo que la parte que se quedó grabada en sus cabecitas fue en la que les dijo ustedes serán dispersos y cada uno se irá a su propia casa y a mí me dejarán solo, más claro se van a hundir en sus propias depresiones, angustias, pensarán que fui derrotado, que nada de esto ha valido la pena, que he sido como cualquier otro que vino y ofreció algo y al final murió como cualquier delincuente en una cruz, en un madero.
¿Qué pasó con la fe de los discípulos? ¿Qué pasa con nuestra fe cuando nosotros nos encontramos de la misma manera que ellos? ¿Nos mataron a Cristo tal vez? Tú que estás escuchando este audio posiblemente pienses y digas, a mí también me mataron a Cristo y pensé que estaba devastado, tenía miedo de lo que iba a pasar en mi vida, posiblemente iba a morir, no sabía si podría salir seguro, actualmente a las calles no se puede salir seguro, se piensa que cualquier momento uno puede ser víctima de un asalto, de un robo, de un acto criminal, pero Cristo dice, en este mundo afrontarán aflicciones, pero anímense, yo he vencido al mundo, no se trata de cómo estemos aquí, se trata de lo que hemos logrado por medio de Cristo Jesús.
Él nos dice estas cosas, que vamos a estar en estas situaciones, pero no para que nos preocupemos, es clarísimo, yo les he dicho estas cosas para que en mí hayan paz. Estas palabras no retumbaron en los apóstoles y tal vez no retumbarían en nosotros porque somos circunstanciales, pensamos que todo está bien cuando recibimos y recibimos y recibimos, pero cuando nos toca dar y cuando se nos descuadran los números y se nos descuadran los hechos, es cuando empezamos a dudar de lo que es en verdad Cristo Jesús, Señor y Dios.
Bien, veamos qué pasó también con el tema cultural de los apóstoles. Ellos habían sido educados para pensar que el Mesías no iba a morir, que el Mesías iba a vivir, a pesar de que Cristo les enseña, les muestra, les dice, miren, el ser el Mesías, el probar esto, no es solamente haciendo los prodigios y señales que ya he hecho, yo voy a cumplir, es más, mi única forma de cumplir mi misión aquí es entregando mi vida por ustedes.
Y les habla en sentido figurado, le dice, no hay cosa más hermosa que dar la vida por los amigos. ¿Quiénes eran sus amigos? Ellos. ¿Quiénes somos sus amigos? Nosotros. ¿Por quién dio la vida a Cristo Jesús? Por ti, por mí, por ellos, por tantos, por toda la humanidad. Ahora, ¿por qué ellos no creían? Bueno, porque posiblemente no miraron lo que dice la profecía en Isaías 53. Isaías 53. ¿Quién ha creído nuestro mensaje? ¿A quién ha revelado el Señor su brazo poderoso? Mi siervo creció en la presencia del Señor como un tierno brote verde, como raíz en tierra seca.
No había nada hermoso ni majestuoso en su aspecto, nada que nos atrajera hacia Él. Fue despreciado y rechazado, hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada. Fue despreciado y no nos importó. Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que Él cargó y fueron nuestros dolores los que lo agodiaron. Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios, un castigo por sus propios pecados. Pero Él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados.
Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz. Fue azotado para que pudiéramos ser sanados. Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas. Hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el Señor puso sobre Él los pecados de todos nosotros. Fue oprimido y tratado con crueldad. Sin embargo, no dijo una sola palabra. Como cordero fue llevado al matadero, y como oveja en silencio, ante sus trasquiladores no abrió su boca. Al ser condenado injustamente, se lo llevaron.
A nadie le importó que muriera sin descendientes ni que le quitaran la vida a mitad del camino, pero lo hirieron de muerte por la rebelión de mi pueblo. Él no había hecho nada malo, y jamás había engañado a nadie, pero fue enterrado como un criminal. Fue puesto en la tumba de un hombre rico. Formaba parte del buen plan del Señor aplastarlo y causarle dolor. Sin embargo, cuando su vida sea entregada en ofrenda por el pecado, tendrá muchos descendientes, disfrutará de una larga vida, y en sus manos el buen plan del Señor prosperará.
Cuando vea todo lo que se logró mediante su angustia, quedará satisfecho. Y a causa de lo que sufrió mi siervo justo, hará posible que muchos sean contados entre los justos, porque Él cargará con todos los pecados de ellos. Yo le rendiré los honores de un soldado victorioso, porque se expuso a la muerte. Fue contado entre los rebeldes, cargó con los pecados de muchos, e intercedió por los transgresores. Final de Isaías 53 Imposible no relacionarlo con Cristo Jesús.
Esto es lo que ningún otro falso Mesías en Israel cumplió. Esto es lo que no quisieron ver los fariseos, los saduceos, los gobernantes religiosos de ese tiempo, que seducidos por todo el poder que tenían y encerraban sus doctrinas, no dudaron en declarar a Cristo Jesús como un pecador más, como un criminal más, cuando en verdad lo que estaban haciendo es ejecutando estas líneas de Isaías 53, porque Cristo Jesús es el siervo sufriente que dio la vida por ti y por mí, para que lo miremos como los apóstoles, luego del tercer día, resucitado, cara a cara.
Esto es algo que sólo los que tenemos a Cristo Jesús entendemos y nos gloriamos en decirlo, porque Él es nuestro Señor, Dios salvador, vivo, autoexistente, Señor de señores, Rey de reyes, Dios eterno. Esta es la palabra que quiero recordar en este día, cuando por tradición se nos ha enseñado que Cristo Jesús murió un viernes y resucitó un domingo. Él murió un miércoles, en el día de la Pesach, a la tarde, como está escrito que se cumpla esa profecía de que el siervo de la pascua muera en la tarde del catorce, para que resucite y sea levantado de entre los muertos tres días y tres noches después, como lo dijo Cristo Jesús, dándole la señal de Jonás a esa muchedumbre de incrédulos, que a pesar de haber visto, escuchado, todo lo que hizo Él, probado, todos los milagros, caminar sobre el agua, resucitar a Lázaro, sanar a enfermos, hacer que los cojos caminen bien, los ciegos vean, pidieron una señal más, por la dureza de su corazón, a nosotros nos debe bastar, solamente debe bastar, escuchar que Cristo Jesús resucitó dentro de los muertos.
Si Él hubiera venido acá y no me hubiera tomado en cuenta, me hubiera bastado solamente con saber que estuvo aquí y que dio su vida por mí, hubiera sido suficiente, hubiera sido suficiente con saber que Él nos perdonó, hubiera sido suficiente con saber que Él hizo prodigios y milagros, hubiera sido suficiente con saber que Él nos amó, pero Él dio su vida, tomó nuestros pecados, se entregó por nosotros, para cumplir lo que está escrito en Isaías 53 y probar hasta la saciedad que es nuestro Señor Dios y Salvador del mundo.
Bendiciones. Hasta pronto. Más información www.alimmenta.com